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Néguev,… “ sol y arqueología”



El Néguev, que se extiende a lo largo de la región meridional de Israel, ocupa más de la mitad de la superficie terrestre del país. Sin embargo, debido a su carácter desértico, esta región se halla poco poblada.

Aun así, el Néguev también ha tenido historia. Abraham construyó su casa en Beersheva y los nabateos pasaron por aquí con sus caravanas de camellos cargadas de preciados artículos comerciales. Por estas y otras razones, el Néguev se ha convertido en uno de los lugares turísticos más populares de Israel.

Diversos pueblos han vivido en el Néguev desde los albores de la historia: nómadas, cananeos, filisteos, edomitas, bizantinos, nabateos, otomanos y, por supuesto, israelíes. Su economía se basaba principalmente en el pastoreo de ovejas y en la agricultura, además del comercio.

La historia de los nabateos resulta especialmente fascinante. Eran los señores del desierto, donde establecieron una ruta comercial conocida como la “Ruta del Incienso”. Caravanas de camellos atravesaban esta ruta transportando especias, perfumes y sal desde Yemen en el este hasta la ciudad portuaria de Gaza. A lo largo de esta ruta se construyeron paradas de descanso cuyas ruinas aún embellecen el Néguev (Avdat, Mamshit y otros lugares).

Los asentamientos israelíes modernos en el Néguev comenzaron hace unos 100 años, cuando se construyeron algunas comunidades. A éstas se sumaron otros once asentamientos cuyos miembros fundadores levantaron las primeras casas en una sola noche. Tras la creación de Israel, el primer ministro del nuevo país, David Ben Gurion, promovió el asentamiento en el Néguev y después de que él mismo se trasladara a vivir en Sde Boker se crearon algunos asentamientos más.

El Néguev se considera desierto debido a las escasas precipitaciones que recibe (menos de 200 milímetros al año), y se divide en varias regiones, desde la falla de Beersheva-Arad en el norte hasta la cordillera montañosa en el centro y Aravá y Eilat en el sur. Aunque el Néguev sea estéril la mayor parte del año, su superficie parezca desolada y sus cauces fluviales secos, aquí la naturaleza es de lo más sorprendente.

En invierno, a pesar de la escasez de lluvias, el Néguev se cubre de flores asombrosas, como exquisitas anémonas de color rojo. Cuando se producen tormentas fuertes, pueden causar inundaciones en los cauces fluviales.

El Néguev es el desierto. Ofrece encantadores rincones naturales, enclaves históricos y arqueológicos, manantiales y restos de instalaciones agrícolas. El turismo en el desierto es un sector en desarrollo: muchos turistas lo exploran a pie, en bicicleta y en vehículos todoterreno.

El Desierto del Neguev, o Negev, es una de las zonas más interesantes de Israel para los amantes de la arqueología, de la historia, y para los amantes de las experiencias y las aventuras. Se tata de un desierto ubicado al sur de Israel, cuyos 13,000 kilómetros cuadrados son un lugar seco e inhóspito en el que podemos encontrar numerosas ruinas. A un lado encontramos la península del Sinai, al otro, la ciudad de Eilat, un destino turístico del Mar Rojo.

La principal ciudad que encontramos en Neguev es Beer Sheva o Eilat.. Este desierto de más de 13,000 kilómetros cuadrados esconde numerosos tesoros, y está muy inexplorado, entre otras cosas por las condiciones infrahumanas que puede llegar a tener, con más de 45 grados centígrados. Sus atractivos son los cráteres que podemos encontrar en su extensión, así cmo los restos de ciudades que un día desafiaron las condiciones extremas del lugar y se asentaron aquí.

El desierto de Negev, a pesar de recibir el nombre de desierto, no cuenta con dunas de arena. Intrigante porque su paisaje más bien podría estar sacado de alguna película de la luna. El Negev es un desierto extenso y abierto, lleno de rocas y, en ocasiones, algunos árboles.

Para llegar a Beer-Sheva  lo mejor es alquilar un coche o tomar un autobús desde Tel Aviv, a unas dos horas del desierto. No os preocupéis a la hora de llegar, porque veréis claramente dónde comienza el desierto: los árboles y los campos verdes que aparecen a ambos lados de la carretera desaparecen de improviso para dar paso a un terreno árido y seco.

Si queréis situaros mejor, el pueblo de Mitzpe Ramon  es la puerta de entrada al Desierto de Negev. Allí tenemos el Hotel Isrotel Ramon, un lugar perfecto para alojarnos y comenzar la visita, ya que precisamente se halla muy cerca del Cráter Ramón, un profundo cañón que marcaba una antigua ruta comercial. Los más aventureros se atreven incluso a hacer rappel por las paredes del cañón.

Junto al cráter se sitúa el Centro de Visitantes de Mitzpe Ramón, el mejor lugar para conocer la historia y geología del Desierto de Negev. Además, aquí os darán información detallada de rutas de senderismo, ruinas arqueológicas y otros lugares de interés que no debéis perderos en la zona.

Porque en el Negev visitaremos el Parque Nacional Avdat, que alberga la antigua ciudad romana de Avdat. Asimismo, y aunque parezca mentira, el desierto alberga también una plantación de viñedos, la Boker Valley, en la que hay instalada una carpa con bar y restaurante para los turistas y hasta casas de campo para alojarse en el desierto.

Lo que está claro es que un recorrido por el Desierto de Negev es uno de los viajes más variopintos y exóticos que podemos hacer por este país, marcado desgraciadamente por otros conflictos que empañan la belleza eterna de su turismo.


nota: información rescatada de artículos publicados en:


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