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Narraciones y anotaciones de rabinos a las Escrituras,... "la Masora"

Dentro del período que va entre el 470-740 se terminó el Talmud babilónico, se reunieron las primeras narraciones denominadas Haggadot (plural de Haggadá) y se creó la Masora, es decir, las anotaciones realizadas por ciertos rabinos al texto hebreo de las Escrituras.








Masora es vocablo hebreo que suele entenderse como «transmisión», con el que se designa un conjunto de instrucciones destinadas a mantener el texto tradicional de la Biblia hebrea al amparo de cambios. Los estudiosos judíos de los siglos VIII al X, que formularon y recopilaron esas observaciones que figuran en no pocas biblias impresas, reciben el nombre de «masoretas». Mediante un trabajo minucioso de comparación de manuscritos, del estudio incesante del texto, del refinamiento creciente de los sistemas de vocalizar y acentuar el texto de la Biblia, consiguieron que el texto hebreo se mantuviera prácticamente sin cambios durante muchos siglos, velaron por su correcta lectura y pronunciación en la sinagoga, y al señalar la división o la unión de las palabras del texto aseguraron una primera interpretación de la Escritura.




Una vez copiados los códices bíblicos, tras haber añadido cuidadosamente la vocalización y un sistema preciso de acentos, las observaciones destinadas a mantener el texto libre de corrupciones se anotaban en los márgenes («masora parva»), en los márgenes superiores o inferiores de las páginas («masora magna»), o en las páginas finales de los códices, en las que suelen incluirse largas listas («masora finalis»). Todas esas notas sirven para garantizar la corrección de formas poco usuales, para marcar los casos que pueden suscitar dudas, para señalar combinaciones especiales de palabras, para evitar que se pierdan palabras del texto de cada uno de los libros (para lo que la masora no duda en contar las palabras y hasta las letras que cada uno tiene), para marcar la cantilena con la que debe leerse, etc.

La llamada «Biblia masorética», esto es, el texto vocalizado, acentuado y anotado por los masoretas tiberienses, es la base de todos los textos hebreos impresos, y en ella se basan por lo general todas las versiones modernas de la Biblia.









nota: información rescatada de artículos publicados en:

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