
En este período que duro unos 200 años entre el
1040 y el 1204, destacó la poesía tanto
en los reinos cristianos como en al-Andalus. En este ambiente cultural, el más elevado del mundo occidental de esos siglos, se sientan las bases de la
poesía hebrea moderna. Menahem ben Sarug (910-970), nacido en Tortosa, y
Dunas ibn Labrit, poeta andalusí, fueron los máximos representantes de sendas escuelas gramaticales. Discípulo del segundo fue
Samuel ibn Nagrella (993-1055), notable poeta que llegó a ser visir de Granada. Filósofo y poeta notabilísimo fue
Selomó ibn Gabirol (1020-1058), que desarrolló su actividad en Zaragoza. Allí vivió también el filósofo y poeta
Bahya ibn Paguda (1040-1110). Coetáneos suyos fueron los dos grandes poetas
Moshé ibn Ezra (1055-1135) y
Yehuda ha-Leví. Grandes polígrafos fueron
Abraham ibn Ezra (1092-1167) y
Maimónides, quienes dejaron muestras de su erudición en el campo del derecho, la filosofía, las matemáticas o la medicina. A Maimónides se debe una obra capital en el campo de la filosofía y la religión judías,
la Guía de los perplejos, escrita inicialmente en árabe y más tarde traducida al hebreo.
nota: información rescatada de artículos publicados en:
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